Y un buen día abres los ojos y te das cuenta que ya transcurrió la mayor parte de la vida, me sobresalta el solo decirlo, eso quiere decir que:
1. Ya no hay minuto que sobre.
2. Ya no puedo vivir para construir recuerdos, vivo para envolverme en el presente.
3. La llama de las ilusiones apenas si me alcanza para iluminar el lugar donde estoy parada, no pretendo caminar a su amparo.
4. Las explicaciones las reservo para mí, sean de la índole que sean.
5. No impongo mi presencia, ni mi opinión, ni mi credo, ni mis emociones.
6. No escondo mis yerros, los acepto y me hago cargo de las consecuencias.
7. Acepto la absoluta levedad del ser.
8. Aunque quiera, nada es para siempre.
9. Mañana puede ser un tiempo que no me toque vivir, no difiero, no postergo, no me tardo.
10. Agradezco porque me nace, porque me obligo, porque me conviene, porque lo siento.
11. Perdono porque entiendo que yo también me equivoco .
12. Si no aprendo, si no corrijo, si no me sorprendo, si no gozo, será porque deje de ser yo.
13. Es tiempo de aceptar la vulnerabilidad, la mortalidad, el miedo.
14. Ya no hago recuentos, ni balances, ni traigo una lista de haberes y deberes en la bolsa.
15. Lo que no hice dejó de ser tarea pendiente.
16. Ya no pienso en el año que viene, ni en el viaje del verano o la ropa del futuro invierno, no hago planes, me enfoco en realidades.
17. Reconozco que no todo lo que pienso es correcto, que no todo lo hago es perfecto.
18. Puedo tocar mi sombra sin culpa.
19. La victima desapareció, la heroína se derroto y el ser humano floreció.
20. No ofreceré tomar un café, hacer una llamada o reunirnos pronto, solo lo haré si puedo, solo lo consideraré si quiero.
Los sentimientos encontrados al momento de cumplir años son una constante, por una parte, el agradecimiento, llegué y no todos llegan, por otra la irremediable certeza de un final que se aproxima con una rapidez irremediable. Los últimos días hago el recuento del tiempo que pienso en mi madre, son instantes que no se repiten todos los días, así creo que me recordarán mis hijos: eventualmente y tanto dar-se, y tanto agobiar-se, ¿eso es lo que queda de los afanes?
Pienso en como han ido cambiando las emociones, ¿madurando?, ¿desapareciendo?, ¿mutando? El amor, per sé, que no implica categoría y no se circunscribe a una pareja, por ejemplo, deja de ser estridente, mal educado, apasionado, terco, la patina del tiempo lo atempera, se convierte en presencia más que en insistencia, en aceptación más que en cuestionamiento permanente, en libertad más que en exigencia.
Concluyo que nunca dos experiencias humanas fueron iguales y cada quien vive como quiere o como puede y que las vivencias las asimilamos de manera distinta. Yo, sueño con tocar la libertad, solo acercarme a ella, aunque sea a hurtadillas, solo olerla a la distancia, solo saber que existe para así enderezar el rumbo, para que todos mis pasos se dirijan a encontrarla y que al final me quede tranquila sabiendo que me liberé de mi para poder ser libre, porque descubrí que las ataduras que yo misma me puse me hicieron esclava de creencias, estilos de vida y mandatos sociales.
Qué bueno es cumplir años, qué bueno pensar en los años vividos. Hoy es más fácil saber qué no quiero a saber lo que quiero.
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