La nueva película del mexicano Alejandro González Iñárritu, que recientemente podemos encontrar en en Netflix, Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades es un filme que se recomienda observar más de una vez.
Iniciamos con el final: el vuelo de un hombre sobre el desierto, por la frontera que a nuestros ojos pareciera infinita. Un personaje principal despidiéndose de su lugar de origen y vemos poco a poco los últimos días entrelazados con recuerdos y una serie de ideas un poco elocuentes. Así comienza el más reciente largometraje del gran director mexicano el cual logró dividir a las criticas. Fue bien recibida por una parte del público y de los críticos a nivel mundial, otros comentarios han sido que se trata de una película pretenciosa y llena de la vanidad del director.
Nos muestra una estructura narrativa diferente a lo que había intentado en sus últimos trabajos. Refleja la vida de Silverio Gama, interpretado magistralmente por Daniel Giménez Cacho, el cual, es un famoso documentalista y periodista que emigra de México para poder consolidar una carrera en el extranjero, su retorno a México se debe a que le entregarán un reconocimiento, acto que es criticado por colegas y allegados que desmeritan su trabajo.
El retorno a su país, invita a Silverio a realizar un viaje hacía sí mismo y reflexionar sobre su pasado tanto en lo personal como en lo laboral, sobre las decisiones que a ido tomando y, de una manera un poco confusa para el espectador nos lleva a descubrir algunas vivencias y recuerdos de una forma onírica. El protagonista explota en una crisis existencial que lo envuelve en una reflexión personal bañada de recuerdos e historias de su pasado propio y colectivo.
¿Basada en hechos reales?
Al ir avanzando y adentrarnos a esta historia, o sueño por cómo se va contando, salta una pregunta ¿Está basada en hechos reales? El negro Iñárritu ha expuesto que no, que su propuesta es una auto ficción. Pero también explica que su vida si resultó una inspiración en la acción de haber cambiado su residencia a los Estados Unidos Americanos y consolidar su carrera cinematográfica en aquel país, asimismo refiere que el personaje principal, Silverio Gama, representa algunas vivencias de su pasado en lo personal y profesional.
El director recurre a la anacronía para construir el filme, por ende, se vuelve un poco complejo, debido a que a primera vista no sabemos si ciertos sucesos sí ocurrieron o son parte de los sueños de Silveiro. No hay un hilo conductor claro que nos ayude a saber diferenciar los momentos.
Tópicos
Bardo toca diversos temas políticos, tal como el tema de la migración, una experiencia propia del director, que aunque vive desde un cierto privilegio, no niega el hecho de ser ajeno al país que reside. Otros temas son las desapariciones de personas, así como la historia de la conquista y colonización del pueblo mexicano.
Se puede resumir a Bardo como una verdadera obra de arte, que al terminar de verla deja con más dudas que respuestas. El director advierte: “Es una película en donde no hay nada que entender”.
Lo cierto es que es un filme nacionalista, todos los mexicanos nos podremos sentir identificados con los temas, desde irnos al pasado y ver una plática con Hernán Cortés y viajar al presente para observar la situación de los migrantes. México es un país en el que un porcentaje elevado de la población buscar la oportunidad de vivir el sueño americano y que en la historia Silverio, ejerciendo su profesión de documentalista, nos muestra una realidad nada alejada de lo que pasa, sin olvidar el doloroso tema del sin fin de desaparecidos, una cifra que parece dispararse.
Hasta aquí sería bueno preguntarnos ¿Cómo clasificar a Bardo? la película, por su contenido, está clasificada como un drama. Pero también se podría catalogar como un filme de ficción por todo lo onírico que se proyecta, o incluso una comedia por un par de risas y escenas un tanto chuscas que vemos en pantalla. Cada espectador puede definirla de una manera completamente diferente.
Vemos cientos de reflexiones en una serie de secuencias (unas muy largas y sorprendentes) que son fantásticas. Escenas que pueden dejarnos sin palabras, otras en las que resultan sorprendentes al pensar cómo pudo dirigir a esa cantidad de personas y hacerlo ver como una coreografía tan bien calculada, tan natural que solamente alguien como González Iñárritu podría alcanzar de una manera tan particular que lo caracteriza.
Netflix apostó por estrenar en las salas de cine este filme dos meses antes de agregarla a su lista. Observarla en pantalla grande es realizar un viaje sensorial acompañado por un gran sonido ambiental que nos mantiene atentos a no perder ningún detalle.
No esperemos de Bardo algo lineal o explicable, cada quien tendrá su interpretación de lo que tenemos en frente, pues como su nombre lo indica es “Falsa crónica de unas cuantas verdades”.
¿Esta película ayudará a Iñárritu a competir en los próximos premios del 2023? No lo sabemos, lo cierto es que el director nos deja una obra de arte para la posteridad, con tintes tan mexicanos que siempre nos hará sentirnos identificados con ella.
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