Por el derecho a elegir
Nuestro mundo

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Ambientada en el corredor que va de Parras, Coahuila, hasta San Antonio, Texas, en la época previa al estallido de la Revolución mexicana, El aroma de los anhelos es la tercera novela de Mónica Castellanos. Este libro descansa en un inteligente paralelismo que podría definirse con una célebre frase de Balzac: la novela es la historia privada de las naciones.

De la autora puede decirse que nació en Monterrey y que es egresada del Instituto Superior de Cultura y Arte de esa ciudad. Además de la novela que hoy comentamos, es autora de Canasta de comadres (Azul editores, 2016) y de Aquellas horas que nos robaron (Grijalbo, 2019), novela histórica que lleva ya varias reediciones y que obtuvo el Premio Antonio García Cubas.

Publicada bajo el sello Grijalbo, El aroma de los anhelos cuenta la historia entre Daniel Chapman, médico perteneciente a una prominente familia de Parras, y María, joven de clase alta que tiene inquietudes que rebasan por mucho los del común de las muchachas de su edad: es una ávida lectora de Los Miserables, de Victor Hugo, así como de los periódicos Punto rojo de Praxedis Guerrero y Regeneración de los Flores Magón. Así pues, María siente un profundo interés en el desarrollo de la política nacional, y entre sus proyectos inmediatos están la promoción del voto femenino, además de cualquier iniciativa que ayude a atenuar las abrumadoras diferencias de la sociedad en la que vive.

Con una prosa muy bien cuidada que avanza sin prisa pero sin pausa, y que recrea con pericia los ambientes de la época, Mónica Castellanos forja un entramado que pone frente a frente a la joven María y al médico Chapman, que se conocen de la misma manera en que lo hacen Juvenal Urbino y Fermina Daza en otra novela memorable: ella se siente indispuesta y termina siendo auscultada por el galeno. De poco sirve que los personajes intenten disfrazar lo que sienten, desde el primer minuto advertimos la atracción que surge entre ellos.

Estamos en el último tramo del porfiriato: Díaz lleva más de 30 años en el gobierno y por todo el territorio nacional surgen grupos que tienen como objetivo confrontar al presidente. Cada vez resulta más evidente la necesidad de una lucha armada. Y en esa lucha las mujeres tendrán un papel muy relevante.

Conforme la novela avanza, queda muy clara la atracción que Daniel y María sienten, pero sus aspiraciones se enfrentan a un obstáculo: el joven médico está comprometido con Angélica Limantour, mientras que a María la han comprometido con un buen partido de nombre Alonso Solís. Así, el paralelismo al que he aludido desde el inicio se encuentra en el centro del drama, pues el conflicto es el mismo a nivel individual y social: la imposibilidad de elegir. A Daniel y María sus familias les prohíben seleccionar a sus respectivas parejas, mientras que a la sociedad mexicana le es vetada la posibilidad de elegir a su presidente. Se advierte también la lucha por una tercera elección, una pelea que en ese momento está en una etapa muy incipiente: la de las mujeres a determinar su papel en la sociedad.

Gracias al ojo certero de Castellanos para cosechar los datos y detalles que deben ser consignados, en esta novela el contexto histórico es aprovechado para mucho más que para dar pinceladas de color. Basta un ejemplo: en la página 52, María nos informa que en un país con doce millones de habitantes —siete millones de ellos mujeres— hay una sola abogada: María Asunción Sandoval, la primera mujer que obtuvo el título de abogada en nuestro país.

Uno hace lo que debe, no lo que quiere”, espeta el padre de Daniel al joven médico en un momento clave. ¿Quién determina eso en las personas? ¿Y en los países? Justo allí, en la siempre compleja relación entre la libertad y la responsabilidad, está el corazón de esta magnífica novela.

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