La determinación de emplear las telecomunicaciones para impartir clases a distancia a raíz de la crisis de salud ocasionada por el COVID-19 reveló los niveles de marginación digital de poblaciones urbanas y rurales en México y el mundo. La desconexión de la gente del campo por carecer de infraestructura apropiada, era de esperarse. En el caso nacional menos del 57 por ciento de la población rural tuvo acceso a Internet en 2021, pero también en el medio urbano de México la cobertura no fue suficiente ya que sólo alcanzó al 81 por ciento de la población, de tal manera que alrededor del 24 por ciento de estudiantes de entre 7 y 17 años de edad no tuvo acceso a Internet durante la reclusión sanitaria.
En la Ciudad de México, capital del país, y en sus alrededores, se detectó que más de 300 colonias tuvieron conexiones parciales de Internet, de acuerdo al análisis de la Agencia Digital de Innovación Pública y la división de telecomunicaciones de la Comisión Federal de Electricidad; otras zonas quedaron desconectadas por completo, como las barrancas en la colonia Álvaro Obregón, algunos otros sectores de Xochimilco, de Tláhuac, de Iztapalapa y de Cuautepec, por citar las colonias más representativas.
En otro de los estudios, éste organizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se detectó que las regiones con menos conectividad están situadas en el sureste mexicano, se trata de los estados de Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, así como Chiapas, Guerrero y Oaxaca en el suroeste.
“El no contar con Internet nos pone en desventaja porque es similar a cuando hay analfabetas, ya que sin conectividad nos convertimos en discapacitados digitales”, la declaración fue de Enrique Culebro Karam, presidente de la Asociación de Internet.mx, quien reveló un atraso en el dominio de las tecnologías de la información que data desde el comienzo de este siglo XXI.
El aislamiento digital sumado a la carente inversión pública por alumno en México está costando caro para el desarrollo nacional. El reporte Panorama de la Educación 2022 elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que México es donde menos dinero se invierte por alumno: “El país destinó dos mil 977 dólares por estudiante en nivel primaria cuando el promedio de los miembros de la OCDE es de 10 mil 722 dólares. En tanto que por alumno en secundaria se invirtieron dos mil 890 dólares en México, cuando el monto promedio del resto de países es de 11 mil 400 dólares por estudiante”. Marginación digital y escasa inversión en educación explican el subdesarrollo social del país.
Además la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), destacó que la mitad de los estudiantes de México que no acudieron a la escuela por la decisión gubernamental de cerrar los planteles, no contaba con Internet en sus hogares para darle continuidad a la educación a distancia.
El caso mexicano no es el más grave de rezago ante la carencia de herramientas digitales. Según el Instituto de Estadística de la UNESCO y la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en el área Subsahariana de África, alrededor del 89 por ciento de los alumnos se quedó desconectado porque no contó con computadoras en las casas, y el 82 por ciento no tuvo acceso a Internet.
“A escala mundial al menos mil 500 millones de estudiantes y 63 millones de docentes de enseñanza primaria y secundaria se vieron afectados por el trastorno sin precedentes causado por la pandemia de COVID-19, que ha conllevado al cierre de las escuelas en 191 países”, reveló el estudio de la UNESCO.
Las desigualdades en materia digital amenazan el desarrollo educativo, el avance de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) no está tocando a los sectores vulnerables, donde habitan los huérfanos cibernéticos.
Esmeraldas, cobre e internet
Zambia es un país sudafricano sumido en la miseria, famoso porque bajo su tierra se formaron hace millones de años las esmeraldas, piedras preciosas sumamente apreciadas en el mundo de las alhajas; también existen los yacimientos de cobre más fecundos, mineral preponderante en la industria de las telecomunicaciones. Pero como suele ocurrir en el mundo capitalista imperante, la riqueza de aquellos minerales la concentran pocas manos y el dinero generado por su venta no se distribuye equitativamente entre la población.
Por aquella razón alrededor del 64 por ciento de los 19 millones de habitantes de Zambia se sitúa por debajo del umbral de pobreza de acuerdo a las cifras de Oxfam, la organización no gubernamental que pretende combatir la desigualdad y la pobreza.
Otro indicador de marginación tiene que ver con el acceso a las telecomunicaciones. Zambia está retrasado en lo que se refiere a las conexiones de Internet. Solamente el 20 por ciento de zambianos tiene acceso a la red de redes, porcentaje que contrasta con la estadística mundial que revela que en promedio el 60 por ciento de la población es usuaria de Internet. En cuanto al empleo de banda ancha menos del 0.5 por ciento de la gente de Zambia tiene acceso a esta herramienta en contraste con el 16 por ciento de la población mundial que sí la aprovecha.
¿Y por qué interesa Zambia? Pues bien, respecto a las esmeraldas extraídas del suelo sudafricano, algunas estuvieron, literalmente, en los bolsillos del hombre más rico y famoso del mundo actual, Elon Musk, fundador de un puñado de prósperas empresas, entre éstas Space X, a través de la cual pretende cubrir al mundo con pequeños satélites para proveer de internet a la población.
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Elon obtuvo las joyas de manos de su padre, Errol Musk, un personaje que amasó su fortuna con la extracción y comercialización de las esmeraldas de Zambia.
Aquella riqueza permitió a los hijos del matrimonio Errol y la canadiense Maye Musk, salir de Petronia, Sudáfrica, donde nacieron Elon y sus hermanos, para trasladarse a Canadá y de ahí trasladarse a los Estados Unidos, país donde el joven Elon retomó con vigor sus iniciativas empresariales con las cuales se encumbró en el mundo de los negocios.
La riqueza de Elon Musk obtenida a través de sus compañías tecnológicas supera los 250 mil millones de dólares, el monto varía según la fuente informativa pero no es menor de la cifra citada.
Elon, quien nació el 28 de junio de 1971, es fundador de Space Exploration Technologies Corp, mejor conocida como SpaceX, organización norteamericana que fabrica naves y promueve los vuelos tripulados al espacio. También es inversor y Chief Executive Officer (o CEO por su siglas, es decir es el máximo jefe ejecutivo) de Tesla, la firma que diseña, fabrica y comercializa automóviles eléctricos y demás tecnología para la generación de energía solar. La “empresa aburrida” (The Boring Company) es otra de sus firmas inaugurada en 2016, destinada para cavar túneles, sí, túneles que sirvan para comunicar o conducir líneas de energía, acaso por ello le bautizó como la empresa “aburrida”.
En el listado de organizaciones fundadas o encabezadas por Musk están además Neuralink Corporation, especializada en el diseño de interfaces entre el cerebro y la computadora para conseguir la interacción completa entre el cerebro humano y la inteligencia artificial (AI por sus siglas en inglés); precisamente para este ramo comenzó con la organización sin fines de lucro encaminada en la investigación de esta herramienta llamada OpenAI y, recientemente, adquirió el famoso servicio de mensajes Twitter, donde ha causado polémica por sus decisiones empresariales.
SpaceX e Internet para el mundo
Hawthorne es una ciudad extremadamente joven, apenas nueve años más vieja que Elon Musk. Se fundó en Los Ángeles, California, en 1960 , y a pesar de su corta edad ha sido la cuna de figuras sobresalientes, como The Beach Boys agrupación sesentera representativa del Rock and Roll; también de aquí es originario Russell Westbrook jugador profesional de basquetbol, titular con los Lakers de los Ángeles; y, para rematar, esta joven urbe es la sede de Space Exploration Technologies, SapaceX, la empresa del portentoso sudafricano.
“Te levantas por la mañana y piensas que el futuro será genial, y, de eso trata el convertirse en una civilización espacial. Se trata de creer en el futuro y pensar que el futuro será mejor que el pasado. Y no se me ocurre nada más emocionantes que salir y estar entre las estrellas”, escribió Musk con relación a SpaceX.
En 2017 el visionario emprendedor mostró su plan de colonización de Marte en el que se incluyó el establecimiento de una base humana en la luna así como el trasporte de personas utilizando el Big Falcon Rocket, reconocido por sus siglas BFR, que forma parte de la flotilla de SpaceX.
A través de esta organización Musk diseñó el proyecto Starlink con el que está lanzando satélites al espacio para proveer de Internet de alta velocidad a las regiones más remotas del planeta; con esta estrategia la conexión será más rápida ya que los satélites se están colocando en la órbita terrestre baja, alrededor de 549 kilómetros de altura de la superficie terrestre, a diferencia de los satélites normales que orbitan a una altura cercana a los mil kilómetros.
Al colocarlos a menor distancia se requerirán muchos más satélites para lograr una cobertura completa, por esta razón desde el 2018 se han lanzado más de tres mil y la meta es llegar a los 12 mil orbitando la Tierra.
Esta propuesta evita la construcción de infraestructura como la colocación de antenas, tendido de cables y postes requeridos para cubrir zonas montañosas o extensos desiertos. Según la compañía a la fecha se cuentan 400 mil suscriptores ubicados en 36 países, principalmente en Norteamérica, Europa y Australia donde se tiene la capacidad económica para contratar el servicio; para el 2023 el interés es cubrir las regiones de África, América del Sur y Asia, justo donde es más limitado el acceso a Internet.
Esta iniciativa aún resulta costosa para los usuarios de países del tercer mundo, los analistas avizoran como primer paso el uso de esta red de Internet en instituciones públicas que puedan cubrir los costos. Es decir, se mantendrá aún por un buen tiempo el distanciamiento de las telecomunicaciones en los sitios remotos.
Por lo pronto Musk volteó a Ucrania y en el contexto de la invasión rusa, habilitó 15 mil dispositivos para conectarse a Internet (router) y antenas de Starlink para que la población mantenga comunicación a través de las redes socio-digitales.
“Las fuerzas ucranianas lo usan para comunicarse. Por ejemplo, entre los puestos de mando y las tropas en el terreno”, declaró para la BBC Marina Miron, investigadora de estudios de defensa del King College de Londres.
Starlink no es la única que está colocando en la órbita terrestre baja, miles de satélites; compañías como la londinense OneWeb y Viasat fundada en 1986 por Mark Dankberg, Steve Hart y Mark Miller, también lo están haciendo, aunque el propósito es meramente comercial.
Educar a distancia, la meta no alcanzada
Frente a la vorágine impuesta por la presencia de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, en el contexto de la pandemia que obligó al encierro forzoso, al trabajo y educación a distancia, surgió un nuevo estatus para los relegados del ciberespacio: analfabetas digitales.
Durante los dos años que permaneció la cuarentena, las instituciones de educación no lograron dar el salto tecnológico porque “el modelo educativo presencial nunca logró la alfabetización digital de profesores ni de alumnos”, confirmó en su estudio Educar en pandemia, la especialista Natalia Arriaga; destacó un fenómeno similar al ocurrido al comienzo del nuevo siglo, durante el sexenio presidencial de Vicente Fox cuando se distribuyeron en las escuelas los pizarrones electrónicos con el programa llamado Enciclomedia: los profesores no los utilizaron por carecer de conocimientos de las nuevas tecnologías de información o porque tampoco se contaba con internet.
El proyecto de Enciclomedia impulsado por la administración de Fox, así como el sustituto llamado Programa Habilidades Digitales establecido en el sexenio de Felipe Calderón, fracasaron por el analfabetismo tecnológico imperante en México, además de la corrupción inherente al gobierno nacional: de los 24 mil 827 millones de pesos destinados entre 2004 y 2008 a aquellos proyectos, la Auditoría Superior de la Federación detectó un desvío de 11 mil 333 millones de pesos.
Prevaleció con el paso de las administraciones del gobierno federal mexicano la indolencia para implementar la estrategia para alfabetizar a la población en el tema computacional. “En el mejor de los casos los equipos (de cómputo) fueron donados y resguardados (en escuelas), pero jamás utilizados por la falta de Internet y de profesores que estuvieran capacitados para incluir las TIC en sus actividades frente al grupo”, se informó en el reporte de 2019 del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México (INEE).
Este documento amplía el diagnóstico al ofrecer declaraciones de directores o responsables de planteles de preescolar y primaria, quienes confirmaron que “menos de la mitad de las escuelas disponía de computadoras para estudiantes, mientras que en educación media superior esta proporción aumentaba, pues tres de cada cuatro planteles tenían este equipo. (Sin embargo) debido a la falta de infraestructura tecnológica, las escuelas que atendían a la población en comunidades rurales eran las que tenían mayores carencias de Internet”.
El formato de clases presenciales ocultó el analfabetismo digital de los estudiantes mexicanos, una vez que se obligó a la educación a distancia, esta carencia se evidenció.
Para la UNESCO las TIC “constituyen un conjunto de instrumentos cada vez más eficaz para crear y difundir conocimiento, y este último representa un elemento potente de lucha contra la pobreza. Por esta razón combatir el rezago en las TIC debe ser el propósito principal de los países en vías de desarrollo y de los emergentes, los cuales tienen acceso limitado a la información y se encuentran en una situación desventajosa que repercute directamente entre su población, creando una disparidad de conocimientos y aumentando las desigualdades en el ámbito de desarrollo”.
Avance de las TIC en México
La cobertura de Internet no garantiza la alfabetización digital, ya que en la segunda década de este siglo el porcentaje de usuarios de la red tuvo un incremento significativo de 18 millones de personas más, pero ello no enriqueció el conocimiento. Actualmente el 74 por ciento de la población mexicana tiene acceso a Internet, cobertura que contrasta con el 22 por ciento que se tuvo durante los primeros diez años de este siglo.
Sin embargo el principal uso que se hace de la red en México tiene que ver con la comunicación y el entretenimiento. En 2021 la agencia de estudios de mercado Statista ofreció estos porcentajes: Los usuarios utilizan la Internet principalmente para comunicarse, después para buscar información, la tercera acción es acceder a las redes sociales y enseguida para buscar entretenimiento. Como una cuarta utilidad está la obtención de contenido educativo o de capacitación.
Después, los cibernautas buscan contenidos audiovisuales, descargan programas computacionales, leen periódicos, libros y revistas o realizan algún trámite gubernamental, en ese orden.
Entre las actividades menores está la compra de productos, las operaciones bancarias, el uso de la nube y para vender productos.
A contracorriente del crecimiento de la cobertura de Internet en México, el rezago educativo permanece: El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, confirmó que en el año 2020 más de 24 millones de mexicanos se consideraban con rezago educativo, una cantidad de personas similar a la registrada en 2008.
Desde aquel año el número de mexicanos sumidos en este atraso educativo comenzó a descender hasta 21 millones en el 2016; pero a partir de aquel año repuntó hasta alcanzar nuevamente a 24 millones 400 mil habitantes en situación educativa desfavorable.
Para confirmar que desarrollo educativo y cobertura de Internet no van de la mano, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Usos de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTH) elaborada en 2021 por el INEGI ofrece lo siguientes datos:
Menos computadoras y más celulares
En el 2021 poco más del 75 por ciento de la población de seis años o más usaron Internet en México, un porcentaje que revela un incremento de 4.1 puntos respecto al 2020. Este ascenso es paulatino y desde el 2017 no se detiene: en aquel entonces fueron 70 millones 300 mil usuarios, en el 2021 se contaron 88 millones 600 mil usuarios.
Por otra parte son más los hombres que emplean el Internet (76.5 por ciento) que las mujeres (74.8 por ciento), una brecha que preocupa a los analistas y que interpretan porque los hombres tendrían más capacidad económica que les permite adquirir dispositivos inteligentes con los que se conectan.
En cuanto a las edades de los cibernautas destaca el grupo de 18 a 24 años “que concentró el mayor porcentaje de personas usuarias de Internet con una participación de 93.4 por ciento. Le siguieron los grupos de 12 a 17 años y de 25 a 34 años, ambos con un 90 por ciento. En tercer lugar se ubicó el grupo de las y los usuarios de 35 a 44 años, quienes registraron 82.7 por ciento”, se lee en el comunicado del INEGI.
Las personas en edad escolar son las que más usan la Internet, y justo en el tema del rezago educativo está incrementándose en este grupo etario; por el contrario el menor uso de Internet se registró en personas de 55 y más años, cuando se ha dejado la escuela.
La presidenta del INEGI Graciela Márquez Colín destacó durante la presentación de los resultados de la ENDUTH, la incorporación desde 2017 de 18 millones de mexicanos como usuarias de Internet quienes, por otra parte, están cambiando las computadoras por el teléfono inteligente: “En 2021, el 7.4 por ciento de la población de 6 años o más utilizó computadora. Comparado con 2017, el uso de este dispositivo se redujo en casi ocho puntos porcentuales. Como se ve, hay una tendencia decreciente del uso de la computadora y que favorece a otro tipo de dispositivos electrónicos", destacó la funcionaria.
La penetración del teléfono celular se colocó en el 78.3 por ciento de la población de seis años y más, porcentaje que representa 91 millones 700 mil personas.
“Conviene recordar que la conectividad y el acceso a las tecnologías de la información es un motor de desarrollo y de bienestar. Sin embargo, un acceso desigual a estas tecnologías repercute necesariamente en el desarrollo con equidad”, reiteró Márquez Colín.
La brecha digital se manifiesta en diversas dimensiones: por razón de género, por condición rural-urbana y por región.
Por su parte el presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Javier Juárez se refirió a la dimensión rural, donde se deberían impulsar mecanismos de conectividad, “hay que introducir conceptos como el Internet de la agricultura, el Internet de la ganadería porque, precisamente, en la medida que la conectividad se pueda utilizar en las actividades productivas de todas estas áreas, es que vamos a tener proyectos sostenibles”, declaró en el mismo contexto de la presentación de la ENDUTH, y advirtió: “Que la conectividad ya no sea solamente para descargar películas, para tener acceso a redes sociales, cosas relevantes por supuesto, pero la conectividad se puede utilizar para tener acceso a servicios de salud, educación, en sistemas de trasporte, en este concepto de agricultura inteligente, en la minería, para la inclusión financiera…”.
Los funcionarios responsables de organizar la encuesta referida, destacaron el aumento de cibernautas de once años de edad, que pasó del 60 al 68 por ciento en un año y mantiene una tendencia ascendente.
La disparidad en el acceso a internet en el medio urbano y rural también fue un dato destacable: En las ciudades de México el 82 por ciento de la población cuenta con conexión y en el campo solo el 56.5 por ciento.
Y se confirmó el uso de la red: en primerísimo lugar los mexicanos aprovechan internet para mandar mensajes, también para fomentar la capacitación que creció en 12 puntos porcentuales, también tuvieron crecimiento las compras de productos.
“Las labores escolares son las que han venido un poquito bajando al igual que el entretenimiento” confirmó por su parte el director general de Estadísticas Económicas del INEGI, Arturo Blancas quien reconoció los contrastes generados por la pobreza, los ingresos por familia, el desarrollo humano y acceso a las TIC. “En este sentido es necesario impulsar no sólo la alfabetización digital, sino también la inversión en infraestructura y en mejores tecnologías”.
Al respecto del presupuesto para las TIC el gobierno federal destinó en el 2021 un monto de 27 mil 930 millones de pesos, el más alto históricamente; con aquel dinero se adquirió o rentó tecnología para servicios de telecomunicaciones, equipo de cómputo y demás insumos para el gobierno.
El analfabetismo digital se mantiene debido a los tímidos esfuerzos gubernamentales por educar en este sentido. Además las telecomunicaciones no se desprenden de su interés lucrativo o estratégico en términos políticos y económicos; el empeño por mantener a la población a la vanguardia en términos cibernéticos tendría que desprenderse de los gobiernos, sin embargo en el caso mexicano y de naciones sumidas en el subdesarrollo, resulta prioritario la sobrevivencia, más allá de la alfabetización cibernética.
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