Anticoncepción en la antigüedad
Sexualidad

Anticoncepción en la antigüedad

Métodos milenarios en las raíces de la historia

Como Onán sabía que los hijos que nacieran no serían suyos, al tener contacto con la mujer de su hermano derramaba el semen en la tierra, para que no nacieran hijos que llevasen el nombre de su hermano”. Este pasaje se encuentra en el capítulo 38 del libro del Génesis, en La Biblia, y es uno de los más citados cuando se habla sobre la historia de la anticoncepción.

Pero las raíces documentadas de este tema profundizan en siglos atrás, específicamente en el Antiguo Egipto. Existe un documento que data del año 1850 antes de Cristo. Se le conoce como Papiro ginecológico de Kahun o Papiro de Petrie. Este se alberga en el Museo Petrie de Arqueología Egipcia (Londres) y fue descubierto en 1899 por el egiptólogo británico Sir William Flinders Petrie.

Su contenido se concentra en las enfermedades y la sexualidad femenina. Se considera el documento más antiguo en abordar métodos anticonceptivos. Uno de sus primeros consejos consistía en emplear excremento de cocodrilo mezclado con leche ácida. La pasta era untada en un tampón vegetal que se insertaba dentro de la vagina o la vulva.

Otro método resguardado en este documento recomendaba irrigar la vagina con miel y bicarbonato de sodio natural, conocido como natrón. Investigadores han concluido que la mezcla de estos componentes puede funcionar como espermicida.

Es justo señalar que el Papiro de Petrie no es el único documento antiguo que existe sobre anticoncepción. Poco antes, en 1862, Edwin Smith descubrió el llamado Papiro Ebers, fechado hacia el año 1500 antes de Cristo. El papiro médico se encontró entre una momia, en una tumba de Assasif, cerca de Tebas. En 1872 fue comprado por el egiptólogo alemán George Ebers, de ahí su nombre. El documento se conserva en la Universidad de Leipzig.

Uno de sus métodos anticonceptivos, por primera vez, aconsejaba en hierático emplear un tampón de hilaza humedecido con miel, para después ser introducido en la vagina.

Grecia y el silfio

Hacia el siglo IV antes de cristo, en el libro Historia Animalium, el filósofo griego Aristóteles escribió que sus contemporáneos impedían la concepción untando la parte de la matriz, donde cae el semen, con aceite de cedro, ungüento de plomo o incienso mezclado con aceite de oliva (este último solía usarse también como lubricante). Para Aristóteles, un pueblo que no controlaba su natalidad tenía destinada la pobreza. Quizá con esa idea, una antepasada colonia griega en África empleó el silfio.

Se trata de una planta extinta que, en su momento, entre sus múltiples funciones, se empleó como afrodisiaco y método anticonceptivo por las griegos y romanos. El silfio desapareció a principios de esta era debido a su sobrexplotación. Se dice que tenía similitudes físicas con la asafétida, una especia de la familia de las apiáceas.

En un artículo de Segundo Ríos Ruiz, investigador de la Universidad de Alicante, publicado en la revista Cuadernos de biodiversidad del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO), se menciona que hacia el año 630 antes de Cristo, unos griegos encabezados por procedentes de la isla de Thera (actual Santorini), seguían el consejo del Oráculo de Delfos y arribaron a las playas de Libia para fundar la ciudad de Cirene, nombre en honor a la nifa tesálica.

Esa urbe, cuyas ruinas aún pueden apreciarse en el Valle de Jebel Akhdar, se convirtió en el centro de distribución del silfio, una planta endémica que tuvo sumos intereses comerciales. De esta flora se extraía el láser o laserpicium, una resina con notables virtudes arómaticas, a su vez empleada como ingrediente gastronómico y medicinal.

El silfio era silvestre, es decir, no se podía cultivar y crecía solamente en el sector de la costa. Sus tallos solían comerse asados o hervidos, las raíces frescas eran bañadas en vinagre y sus flores doradas fungían como condimentos.

Una de las primeras referencias sobre esta planta se registra en el versículo 165 del libro IV de Historia de Herodoto: “Confinan con esto los Giligamas, situados hacia poniente hacia la isla Afrodisiaca. Frontera del medio de este país viene a caer la isla Platea que poblaron los cirineos. En su continente se hallaba el puerto de Menelao y también la región de Miris en que los Cirineos habitaban. Desde allí comienza el silfio, que desde la isla de Platea se extiende hasta la boca o entrada de la Sirtre. El modo de vivir de estos pueblos es el mismo que el de los primeros”.

Mientras que en el capítulo XIX de su Historia Natural, el historiador romano Plinio el Viejo (quien nunca llegó a ver la planta) escribe que “el laserpcio, al que los griegos llaman silfion, originario de Cirenaica, cuyo jugo es llamado láser, es excelente para uso medicinal y es pesado en denarios de plata”.

Como se mencionó, el silfio tenía propiedades medicinales y esa virtud sirvió para que también se empleara en la sexualidad de los antiguos. Tuvo papel como método anticonceptivo para las mujeres griegas y romanas. En dosis excesivas, sus componentes podían incluso provocar el aborto. Ellas también solían remojar algodón o hebras en el jugo de la planta y colocárselas en la vagina para evitar el embarazo.

Los arqueólogos han encontrado monedas de plata acuñadas con esta extinta planta, un símbolo de su gran valor. Además, como dato curioso, sus valiosas semillas tenían una forma similar a como hoy en día se representa al corazón, por lo que se teoriza que la semilla del silfio sería el origen de esa imagen.

Preservativos

En cuanto a los preservativos, una cueva en Grotte des Combarelles, Francia, alberga la pintura más antigua que existe sobre un hombre usando condón. Los expertos la datan con 12 mil o 15 mil años de antigüedad. En la pintura, el hombre aparece con un extraño abultamiento en su miembro.

Mientras que en la tumba del faraón egipcio Tutankamón, descubierta por el arqueólogo Howard Carter en 1923, se encontró una especie de condón, el cual consistía en una funda de lino, empapada con aceite de oliva y unida a un cordel. Este objeto está fechado en el año 1350 antes de Cristo, y se considera el condón más vetusto que se posee.

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