Ansiedad anticipatoria
Salud

Ansiedad anticipatoria

Sufrir por adelantado y enfermar de aún nada

La angustia provocada por una cita ya próxima en el calendario, el tormento interior que produce el compromiso inminente que ya no se puede eludir, la preocupación por el pendiente que, a pesar de los esfuerzos invertidos para no enfrentarse a él, ya no admite prórroga, tales son las cartas de presentación de la ansiedad anticipatoria.

Todo ocurre, en principio, a nivel mental. Conforme la desazón cobra fuerza, van apareciendo signos físicos. Dos bastante comunes son la boca reseca y el acelerado latir del corazón.

Ahí no acaba la cosa, porque la incomodidad anida en el estómago, el sudor aparece y el afectado comienza a sentir que le falta el aire.

Para empeorar las cosas, el individuo ansioso observa que su malestar escapa a la lógica. ¿Porqué se siente así cuando todavía no está en la situación (una causa legítima de inquietud) que origina la intranquilidad?

¿Qué es lo que sucede? Que a nivel mental ya están ahí, en el escenario indeseado.

Son víctimas de la ansiedad anticipatoria.

Este trastorno se distingue de la ansiedad generalizada y de otros problemas de salud mental porque sus síntomas se producen antes de situaciones concretas y específicas.

Una definición elemental la derribe como miedo o angustia severos al pensar que pueden suceder cosas negativas en un determinado momento o situación.

ESCENARIOS COMUNES

Basta con visualizarse, por ejemplo, en la entrevista de trabajo que está delante de nosotros, sentir nervios y que el nerviosismo se haga más y más fuerte a fuerza de pensar en todo lo que podría salir mal.

Otro ejemplo: cuando el paciente piensa de más en su visita al médico, y, por más que intenta evitarlo, no puede dejar de imaginar que el doctor confirma el peor de sus temores sin que haya una base sólida sobre la cual fundar esa predicción.

Sufrir por adelantado, esa es la cuestión.

El futuro inmediato, convertido en fuente de pesimismo, temor, o sensación de amenaza, da lugar a pensamientos irracionales que sitúan al individuo en el centro de una catástrofe: no voy a poder, ¿qué van a pensar de mí?, seguro me van a rechazar, etcétera.

Esas ideas se apoderan del ser por un tiempo que se antoja interminable.

Ahí no acaba la cosa: la angustia detona síntomas físicos como palpitaciones, mareos o temblores.

¿Por qué pasa esto si todavía “no ha sucedido nada”? La ansiedad anticipatoria altera de tal modo que activa los síntomas descritos.

REACCIONES

Puestos a reducir el nivel de angustia, no es inusual que el ansioso tome decisiones drásticas como evitar el escenario en cuestión (no acudir a la entrevista, cancelar el compromiso)

Evitar la causa de desazón produce un alivio momentáneo, sin embargo, no soluciona el problema. El miedo a tal o cual situación, en cambio, no desaparece ni se debilita, por el contrario, se hace más fuerte.

Probarse a uno mismo funciona es la palanca del crecimiento personal.

Ir en la dirección contraria, dar la razón al temor, no sólo merma la confianza, pasa factura a nivel mental y físico.

Llega a suceder que la ansiedad anticipatoria incapacita a la persona; los síntomas del trastorno le impiden acudir a la cita.

Postergar tampoco es una alternativa saludable ya que prolonga sufrimiento.

Otra cosa, si uno hace frente a la situación desafiante cuando la angustia ha sido mayúscula en los días previos, ésta repercute en el desempeño y contribuye a materializar el resultado indeseado.

CAUSAS FRECUENTES

¿Cuáles son las características del ansioso por anticipación?

- Tiene escasa, cuando no nula, tolerancia ante la incertidumbre o el fracaso

- Siente necesidad por controlar todo.

- Carga con experiencias traumáticas que guardan relación con el compromiso que detona la ansiedad.

- Es inseguro y padece baja autoestima.

- Sufre trastornos de ansiedad o fobias.

- Posee rasgos de carácter inclinados al perfeccionismo.

- Recibió pocos refuerzos positivos durante su infancia.

La ansiedad anticipatoria confirma que el poder de la mente puede escapar al control del individuo.

Cuando el miedo a que algo ocurra condiciona el pensamiento, influye de forma determinante en la forma de conducirse e incluso afecta la salud.

Los síntomas de este trastorno suelen ser psicológicos, somáticos (físicos) y comportamentales. Varían en función de la persona y sus señas particulares.

En la parte física, da lugar a mareos, náuseas, vómitos, diarrea, desmayos, dolor abdominal, ritmo cardíaco acelerado, taquicardias, dificultad para concentrarse, tartamudeo, dolor de cabeza y sudoración.

¿QUÉ HACER?

Para poner remedio a este tipo de ansiedad, el primer paso es identificar las situaciones que generan la intranquilidad y, a partir de ahí, los motivos que conducen a la persona hacia un nerviosismo mayúsculo.

Enseguida, hay que generar, de preferencia con el respaldo de algún profesional de la salud, un plan de acción.

Obtener apoyo psicológico ayuda a tranquilizar a quienes sufren por anticipado.

Parte fundamental de superar la ansiedad por el mañana inmediato pasa por exponerse a aquello que produce desazón.

Puestos a obtener los mejores resultados posibles, conviene aprender a controlar los pensamientos negativos y enfocarse en el aquí y el ahora.

También conviene practicar técnicas de relajación.

Cambiar de postura ante la incertidumbre, dado que la vida está llena de imponderables, permite el crecimiento personal.

En la comunidad clínica se maneja que las crisis de angustia afectan, cada año, hasta al 11 por ciento de la población. La mayoría de las pacientes se recupera sin tratamiento; algunos desarrollan un trastorno de angustia.

La pandemia de COVID-19 no sólo dejó pérdidas afectivas y daños económicos. También golpeó y sacudió fuertemente la salud mental de la población.

Gracias a las vacunas, se ha dejado atrás un escenario con altos niveles de preocupación y temor. Sin embargo, las dificultades económicas, la desgracia de haber perdido el empleo o lo complicado de conseguir uno, entre otras causas de desasosiego, siguen presentes en la vida de muchas personas.

La catástrofe sanitaria disparó los casos de ansiedad anticipatoria.

Prestar atención a este trastorno y hacer algo al respecto no sólo es un asunto de salud; se trata, fundamentalmente, de evitar que el miedo, los nervios, la preocupación y demás sensaciones negativas, impidan ofrecer la mejor versión de uno mismo.

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