Las revistas literarias son una ventana para acercarse al panorama intelectual del país al que pertenecen. La escritora cubana Dainerys Machado Vento entiende bien esta máxima. Su reciente libro consiste en un ensayo, capaz de profundizar en las letras cubanas y emitir un análisis sobre las ideas de los principales autores de la isla, sus corrientes de pensamiento y sus posturas políticas. Todo a partir de radiografiar una publicación: Ciclón.
“Los vientos de Ciclón se siguen colando por los resquicios del universo cultural de donde, sin importar las leyes de los hombres, nunca podrá borrarse su nombre”, escribe Machado Vento en El estruendo de Ciclón. La nueva revista cubana (1955-1959) (Katakana Editores, 2022), un texto donde aborda el origen, desarrollo y acaecimiento de esta revista fundada por José Rodríguez Feo y Virgilio Piñera.
Pero para entender la historia de Ciclón, hay que revisar la historia de otra revista cubana: Orígenes, publicación fundada en 1944, que contó con José Lezama Lima en la dirección editorial (autor con quien varios escritores de Ciclón tuvieron fracturas ideológicas), y estuvo financiada por José Rodríguez Feo. Orígenes es mucho más conocida que Ciclón, por ende, es menos complicado encontrarse con sus ejemplares físicos.
En un principio, Orígenes tenía en José Rodríguez Feo a una de sus miradas más frescas, un colaborador y mecenas que nutría sus palabras con su conocimiento del mundo. Mientras que Lezama Lima sólo había salido un par de veces de Cuba y su visión era más terrenal. Lo que en un principio pudo haber enriquecido a Orígenes y apuntarla hacia la idealización de toda revista literaria (ser un mosaico de voces), también terminó por desgastar la relación entre los dos escritores.
“José Rodríguez Feo le aporta esa mirada, esa inquietud desde el exterior hacia Cuba, todas esas relaciones y, además, el dinero para hacer posible, por primera vez, que una revista fundada por José Lezama Lima durara 10 años. Eso es Orígenes. Lo que pasa es que, lo mismo que funcionó en esas grandes diferencias entendidas entre los dos autores (uno poeta, católico, muy asentado en ella isla; el otro traductor, mecenas, con una vida llena de movilidad), al final esas diferencias que contribuyeron a que Orígenes naciera como un proyecto muy fuerte, también contribuyeron a la ruptura. Eran dos visiones de la vida completamente diferentes”, aporta la autora en entrevista.
La tensión entre ambos intelectuales alcanzó su nivel crítico en 1954. Sin consultar a Rodríguez Feo, Lezama Lima publicó un texto del poeta español Juan Ramón Jiménez en el número 34 de la revista. El artículo llevó por nombre Crítica paralela y en él se atacaba a varios poetas ibéricos amigos de la publicación, entre ellos Vicente Aleixandre y Luis Cernuda.
No hubo ninguna explicación, aunque Rodríguez Feo la exigió e instó a Lezama Lima a publicar una nota en el número 35, donde se aclarara que él no había autorizado el texto de Jiménez. Como era de esperarse, Lezama Lima se negó. La distancia entre ambos fue evidente, era inútil intentar más negociaciones, pues la relación había muerto.
Machado Vento comenta que, en medio de esa ruptura, los dos autores trataron de quedarse con la revista Orígenes. A tal grado que los números 35 y 36 fueron dobles, es decir, cada editor publicó su propia versión de la revista. Desde allí, Rodríguez Feo comenzó a idear el nacimiento de un nuevo espacio y consagrar el hallazgo encontrado en su búsqueda expresiva. Los vientos de Ciclón estaban a punto de tocar la costa.
Vigente desde imprenta
Más de 200 páginas integran el corpus de El estruendo de Ciclón. El libro nace de la tesis de maestría que Dainerys Machado Vento (nombrada en 2021 por la revista británica Granta como una de las 25 mejores narradoras en español) defendió en El Colegio de San Luis, en México. Incluye una profunda investigación efectuada entre 2014 y 2016 y se ensambla por intervalos de reescritura y actualizaciones.
Precisamente, una actualización intelectual es lo que pretendió ser Ciclón tras ver por primera vez la luz fuera de la imprenta Úcar García (en pleno centro de La Habana), en 1955. Con la irreverencia de una juventud encuadernada, no titubeó en cuestionar el pensamiento establecido. Parece que José Rodríguez Feo siguió el consejo que alguna vez le enseñara Pedro Henríquez Ureña, sobre que “cada generación debía crear su propia tabla de valores para enjuiciar la literatura del pasado”, pues Ciclón retó todo lo que Orígenes había establecido antes de la Revolución cubana.
Rodríguez Feo encontró en Virgilio Piñera a un aliado formidable. Ambos estaban preocupados por el destino político de su patria y los unía sus disonancias ante las ideas de Lezama Lima. Al proyecto literario se sumaron sus colaboradores cubanos más frecuentes: Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Luis Marré, Antón Arrufat, Fayat Jamís o el pintor Mariano Rodríguez, entre otros. Además, fue la primera revista en publicar a Jorge Luis Borges en Cuba.
“Ciclón había heredado todo el interés de Piñera por fundar una cultura nacional, digamos que, diversa, que no estuviese restringida a un solo grupo, a pocos temas ni a una religión. Polémica también, con un espacio para tocar temas como la homosexualidad, la corrupción, la migración. Todo ese espíritu piñeriano estaba evocado en Ciclón y había colaborado muy bien con los intereses de Rodríguez Feo como director”, infiere Machado Vento.
El primer número de Ciclón albergó la editorial titulada Borrón y cuenta nueva. En ella, se presentaba a la nueva revista literaria y se se lanzaba un ataque directo contra Orígenes: “Quede, pues sentado de entrada que Ciclón borra a Orígenes de un golpe”, además de referirse a sus colaboradores como esos hijos devorados por Saturno, su propio padre (en clara referencia al dominio ideológico de Lezama Lima). El texto se publicó sin firma, pero Machado Vento teoriza que quizá fue obra colaborativa entre Rodríguez Feo y Piñera. Para la inclusión de esa primera editorial, según Machado Vento, existen dos opciones: Rodríguez Feo la incluyó de último momento o quiso llamar la atención de los lectores.
La nueva revista se distribuyó en Argentina, España y Cuba. Físicamente, tenía un área de 17 por 24 centímetros, pero su colección completa no se encuentra en ninguna biblioteca. Recientemente, la revista mexicana Rialta hizo un intento por digitalizar los números de Ciclón y, aunque la colección no está incompleta, Machado Vento comenta que faltan hojas en algunos de los ejemplares.
Además de su enfrentamiento con Orígenes, Ciclón también tuvo que vérselas con el gobierno cubano en turno, encabezado por Fulgencio Batista. La revista estaba en contra de todas las políticas extremas y eso disgustó a más de un funcionario. Ni el fascismo ni el comunismo comulgaban en sus preferencias ideológicas sobre la justicia, el arte y la sociedad. La autora compara esta postura con el pensamiento de José Revueltas, quien aseguraba que un revolucionario siempre estará inconforme.
Ciclón desapareció en 1957, se ausentó en 1958 y tuvo un número especial en 1959 tras el triunfo de la Revolución cubana. No volvió a publicarse más. Pese a ello, Machado Vento resalta su universalidad literaria, la cual se mantiene vigente, siendo esa característica su mayor estruendo.
“El máximo estruendo de ciclón es su vigencia. Creo que fue una revista hecha con tanta honestidad, lo cual no significa que estuviesen en lo cierto con todo lo que planteaban, pero era lo que creían. Y lo creían de una manera tan ferviente, que sigue siendo un discurso muy honesto, un discurso en defensa de la libertad creativa, en defensa del respeto al otro, pero también del humor, de lo pícaro, de la crítica”.
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