La discriminación en el área de la salud es versátil y está bastante extendida. Esto significa que hay constantes violaciones a los derechos humanos fundamentales.
Hablamos de un problema que lo mismo afecta a usuarios de las unidades médicas que a los trabajadores sanitarios.
Adopta muchas formas. Las más frecuentes son reflejos de lo que suele verse en sociedad.
En la rutina clínica se discrimina por razones como origen étnico, preferencia sexual, estereotipos de género, la condición de migrante o los antecedentes penales.
Se trata de una práctica, más habitual de lo que debiera; en ella influyen prejuicios, costumbres, intolerancias.
Uno de sus principales efectos nocivos consiste en alejar una meta de los sistemas sanitarios en todo país: la obtención de la cobertura médica universal.
Desalienta a las personas que requieren atención sanitaria o utilizar los servicios de salubridad, divide a la gente, menoscaba la autonomía de los afectados y los priva de su dignidad básica.
Por si esto no fuera poco, también influye en los determinantes sociales de la salud.
Las determinantes en cuestión son las circunstancias en que los individuos nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen.
DESDE DENTRO
Los trabajadores sanitarios y sus derechos están en el centro de este tema.
Mejorar la normativa laboral, las condiciones de trabajo y combatir las desigualdades de género son tareas relacionadas de forma estrecha con la lucha contra la discriminación en las unidades de salud.
En el aparato sanitario la fuerza de trabajo es mayoritariamente femenina.
Ahora bien, la narrativa establecida culpa a los profesionales de la salud de ejercer la discriminación.
No obstante, los trabajadores de salubridad requieren apoyo en dos conceptos clave:
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El desempeño de sus funciones y responsabilidades.
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La reinvindicación de sus derechos.
Lo ideal sería que se estableciera un marco legal sólido y un aparato de investigación robusto para promover la rendición de cuentas contra la discriminación en la atención sanitaria.
Con frecuencia, las leyes que rigen el ejercicio clínico contradicen la base de evidencias que se presentan en un caso.
De ahí la necesidad de trabajar para adecuar las leyes a los escenarios que se presentan en el terreno de la salud pública, siempre con una perspectiva de derechos humanos.
Otro desafío consiste en combatir las causas subyacentes a la discriminación tanto al interior del sistema sanitario como fuera de él.
Para obtener resultados se requiere trabajar una colaboración efectiva con organizaciones de la sociedad civil que representan a los trabajadores de la salud y a las comunidades afectadas.
Gobiernos, organismos y líderes comunitarios pueden poner de su parte pronunciándose contra la discriminación en la asistencia sanitaria.
BARRERAS
En todo el mundo hay personas que topan con muro cuando intentan acceder a una atención sanitaria de calidad.
Los obstáculos varían de país en país; también al interior de una soberanía hay diferencias de una región a otra.
Cabe mencionar que algunas barreras están presentes en todos lados.
La discriminación suele apuntar a grupos de población bien específicos.
Hablamos de minorías que enfrentan desde estigmatización y malos tratos hasta criminalización por parte de los asistentes médicos.
La discriminación y otras violaciones a los derechos humanos, han reconocido las propias autoridades mexicanas, están extendidas en los establecimientos de salud y afectan principalmente a poblaciones marginadas.
Eso sí, no es un asunto que sólo afecte a pacientes.
Hay profesionales sanitarios que son discriminados por compañeros de trabajo y empleadores.
El acto discriminatorio rara vez se finca sobre una sola característica de su víctima.
Las personas con alto riesgo de infección por el VIH, por ejemplo, suelen enfrentarse a múltiples formas de ser vulnerados: por su enfermedad, por su orientación sexual, por posturas intolerantes y más.
El ideal es que todas las instalaciones sanitarias sean accesibles para todas las personas sin sesgo alguno.
Esto incluye garantizar, entre otras cosas, la accesibilidad física y económica de la gente más vulnerable.
De otro modo no se alcanzará el objetivo de la cobertura universal de salud.
La discriminación también influye en que no se consigan las metas relacionadas con males específicos como el sida, la tuberculosis o la hepatitis.
MUJERES
Si bien se han realizado progresos cuando se trata de atender a las representantes del sexo femenino, los sistemas de salud de distintas partes del mundo siguen fallando en momentos clave de la vida de las mujeres, particularmente en la adolescencia y la vejez.
Hay cuatro barreras de consideración asociadas al género: económicas, socioculturales, normativas e institucionales.
Muchas mujeres carecen de fácil acceso a servicios de salud porque laboran en la área informal. Es el caso de buena parte de las trabajadoras del hogar.
Otra cantidad destacada depende económicamente de sus parejas o de algún familiar. Dedican su tiempo a un trabajo no remunerado y no reconocido, sin el beneficio de la seguridad social.
La falta de derechohabiencia es un tema delicado especialmente cuando las mujeres están en edad reproductiva.
ADULTOS MAYORES
Muchos adultos mayores no logran jubilarse y tener una pensión.
Por esa razón ven limitado su acceso a los sistemas de seguridad del Estado.
Los principales problemas a los que se enfrentan los individuos en el invierno de la vida, según varias encuestas, son la dificultad para conseguir trabajo y dificultades de salud.
Una queja frecuente en este grupo es que se les niega la atención médica y que en instituciones del sector público reciben atención de baja calidad y malos tratos.
A eso cabe añadir que la atención clínica que reciben no proviene de personal especializado en geriatría.
Más problemas para los adultos mayores es que las instituciones de salud sufren frecuentemente desabasto de medicamentos para sus padecimientos más comunes.
Hablamos de males como tumores malignos, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, presión alta, incontinencia urinaria o diabetes.
Minorías como indígenas o personas homosexuales son otros objetivos comunes de la discriminación en el ámbito clínico.
Como puede inferirse con facilidad, se trata de un problema bastante extendido que impacta en un tema demasiado importante como para no hacer algo al respecto.
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