La dieta del ejercicio
Sexualidad

La dieta del ejercicio

Ejercitarse y perder peso en el acto sexual

Hoy en día hay un sin número de dietas y consejos para bajar de peso; sin embargo, no a todos les resulta fácil seguirlos al pie de letra. Pero… ¿qué pasaría si descubres que con algo tan placentero como el sexo puedes quemar algunas calorías y a largo plazo bajar esos kilos de más?

Además de los fines reproductivos, el sexo tiene múltiples beneficios para el estado físico y anímico. Practicarlo con frecuencia auxilia en la desaparición de dolores musculares, fortalece el sistema inmunológico, disminuye la presión arterial, controla el estrés y mejora el estado de ánimo. Y eso no es todo: la intimidad también te mantiene en forma y ayuda a la pérdida de grasa.

Aunque la actividad sexual no suple una rutina de pesas en el gimnasio o una carrera de cinco kilómetros, sí cuenta como ejercicio ya que eleva el ritmo cardíaco y fortalece los músculos, por lo que se puede adelgazar practicándolo.

Qué dicen los estudios

Para que la técnica funcione las sesiones deben ser regulares, incluir diversas posiciones para trabajar varios músculos y llevar una alimentación balanceada. Richard Smith, autor del libro Cómo bajar de peso haciendo el amor, explica también que durante la actividad sexual se liberan endorfinas, las cuales reducen la ansiedad y controlan el estrés, combinación clave que nos mantiene alejados de los atracones de comida.

Cabe mencionar que el gasto calórico dependerá de la intensidad y duración del encuentro. Ya que el tema era considerado un mito por carecer de datos científicos, la Universidad de Montréal, en Canadá, realizó una investigación para demostrar que el sexo promueve la quema calórica.

Según se explica en la revista Semana, un grupo de investigadores reunió a 21 parejas de entre 18 y 35 años de edad. Los voluntarios practicaban ejercicio con regularidad y no padecían ninguna enfermedad.

En la primera etapa de la investigación se les pidió completar 30 minutos en la caminadora a un ritmo cómodo para establecer su gasto calórico promedio. En la segunda etapa les ofrecieron unos brazaletes inteligentes, con una precisión del 92 por ciento, llamados SenseWear, los cuales miden el aumento de la conductividad eléctrica en el organismo cuando suda.

A las parejas se les pidió tener cuatro sesiones de sexo al mes con una duración promedio de 25 minutos cada una. Los resultados arrojaron que los hombres queman cerca de 100 calorías (aproximadamente 4.2 por minuto), mientras que las mujeres quemaron 70 por sesión o 3.1 por minuto.

Antony Karelis, coautor del estudio y profesor del departamento de Kinantropología en la Universidad de Montréal, explicó que “éstas cifras pueden fluctuar dependiendo del tiempo que dure el encuentro y de su intensidad, pues mientras más se demoren, eliminarán mayor número de calorías. Un hombre del grupo de voluntarios fue capaz de quemar más de 300”.

Por otra parte, el sexo auxilia a mantener controlados los niveles de cortisol, hormona que se libera como respuesta al estrés y que además está relacionada con la ansiedad. Médicos han demostrado que esta sustancia incrementa la necesidad de consumir azúcar, grasas y carbohidratos, por lo que mantenerla bajo control y en niveles bajos reduce las ganas de buscar un antojo.

Otro factor importante para perder grasa es el descanso. La falta de sueño o la mala calidad generan cambios negativos en el metabolismo y desequilibra la producción de hormonas, lo que aumenta el apetito e incrementa las posibilidades de padecer obesidad. Al tener relaciones sexuales se libera oxitocina, hormona relacionada con la calma y la felicidad, la cual te ayudará a conciliar el sueño más rápido y a dormir más profundo.

Por otra parte, si ya bajaste de peso y lo que buscas es mantenerte en forma, el sexo es una buena opción. Cabe mencionar que tener relaciones sexuales de manera regular también aumentará el deseo de seguir haciéndolo, por lo que seguirás quemando calorías.

¿Cómo agregar intensidad a la actividad sexual?

La quema de calorías dependerá de la intensidad y duración del acto sexual. Se ha comprobado que hay posturas que implican más esfuerzo e involucran más músculos, por lo que la pareja puede comenzar por probar nuevas posiciones e intercalar para que ambos se beneficien.

Para darle mayor fuerza a los músculos de las piernas, la posición ideal es la mujer sentada sobre su pareja con las rodillas apoyadas sobre la cama. El ejercicio será más intenso si ella usa sólo la fuerza de sus piernas para moverse de arriba abajo.

Para fortalecer el abdomen el hombre debe estar encima de la mujer y ella recostada con las piernas estiradas. El ejercicio inicia cuando la mujer comienza a mover su cuerpo de arriba a abajo utilizando únicamente los músculos del abdomen.

Otra de las posturas favoritas es cuando la mujer está en cuatro puntos y el hombre detrás de ella. En esta posición ambos fortalecen sus bíceps, tríceps y hombros, además del abdomen, piernas y músculos laterales.

Finalmente, para trabajar los glúteos la mujer se debe sentar de espaldas sobre su pareja. De esta manera ella estará en una posición de sentadilla por un buen rato, lo que no sólo beneficiará sus glúteos, sino también sus cuádriceps y pantorillas. Cabe mencionar que al experimentar nuevas posiciones sexuales la pareja también trabaja su equilibrio y elasticidad.

Una buena combinación

Por otra parte, realizar actividad física con frecuencia también trae beneficios a la vida sexual de la pareja. Según expertos en nutrición, en los hombres la pérdida de peso aumenta la producción de testosterona, principal hormona sexual; y en las mujeres incrementa la satisfacción sexual en general y favorece la excitación.

Investigaciones científicas demuestran que la salud cardiovascular, esencial durante el sexo, mejora significativamente al hacer ejercicio. En el caso de los hombres, durante el encuentro sexual los vasos sanguíneos se tienen que dilatar para bombear más sangre y así lograr la erección, por lo que mantener una buena salud facilitará este proceso.

El ejercicio también controla los niveles de insulina, con lo cual se evitan trastornos como la disfunción eréctil, que podrían afectar de manera negativa la calidad y duración del encuentro sexual.

Finalmente, ambas actividades (el sexo y el ejercicio) aumentan los niveles de deseo y mejoran el autoestima. De modo que practicar algún deporte incrementa nuestras ganas de tener sexo y viceversa.

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