Dieta contra la COVID persistente
Salud

Dieta contra la COVID persistente

Reponerse del ataque de un virus

Conviene recordar que recuperarse del coronavirus puede ser un proceso más largo de lo que uno imagina.

Superada la fase aguda de la enfermedad, pueden persistir uno o varios síntomas.

Entre el 10 y el 15 por ciento de los infectados, se estima, presentan un malestar derivado de la infección: la COVID persistente o prolongada o crónica.

Por lo general, los signos del virus dejan de mostrarse, cuando mucho, a las cuatro semanas de que se confirmó su presencia.

Con la COVID persistente, diversas manifestaciones clínicas, que perjudican principalmente la función respiratoria, permanecen más allá del mes, sin que haya otros posibles males que las provoquen.

Al tratarse de un mal recién incorporado a nuestra cotidianidad, todavía hay mucha niebla a su alrededor. Para disiparla, dentro de la comunidad científica hay varios estudios en marcha.

A falta de pronunciamientos definitivos sobre el mejor modo de lidiar con él, se recomienda abordar la cuestión desde la dieta.

¿POR QUÉ APARECE?

No se ha determinado qué mecanismo activa el virus o qué condición específica facilita su accionar prolongado.

Tres hipótesis pretenden dar respuesta a la cuestión:

a) El virus no desaparece, sigue alojado en el organismo y estimula una infección latente o crónica.

b) La infección desencadena un proceso inflamatorio, que genera una respuesta inmunitaria tardía.

c) Presencia de autoanticuerpos (proteínas del sistema inmune) que alteran las defensas del organismo.

Más de 200 síntomas han sido asociados con el padecimiento.

Son agrupados en las categorías de manifestaciones generales, neurológicas, psíquicas, emocionales, respiratorias, digestivas y del aparato locomotor.

Signos recurrentes son sensación de cansancio, malestar general, bajones anímicos, dolor muscular o articular, falta de concentración, ansiedad, fallos de la memoria.

Es decir, no afecta a los pacientes de un sólo modo: uno puede mostrar molestias musculares, aquel otro fatiga, y en aquel se manifiesta como confusión mental con inflamación intestinal.

Afecta a personas de cualquier edad, aunque estudios disponibles muestran que suele preferir a mujeres de mediana edad, y llega a causar síntomas de consideración hasta más de seis meses después de ocurrido el contagio.

Hace un par de semanas se formuló una definición de Covid prolongada en niños y jóvenes:

Cuando los síntomas (al menos uno de ellos físico) continúan o se desarrollan después de dar positivo y afectan el bienestar físico, mental o social de los menores e interfieren con algún aspecto de su vida diaria (escuela, trabajo, hogar, relaciones) durante un mínimo de tres meses después de que el contagio ha sido confirmado.

MANTENERLO A RAYA

En la comunidad médica se considera que la COVID crónica se convertirá en un motivo de consulta recurrente en el corto plazo.

¿Cómo la mitigamos? Con las medidas de precaución de sobra conocidas: cubrebocas, lavarse las manos, distanciamiento, etcétera.

Se cree que vacunarse mejora la condición de aquellos a los que el virus no quiere soltar.

Controlar síntomas físicos y restaurar en la medida de lo posible el bienestar del paciente son tareas importantes toda vez que este mal derivado puede acarrear complicaciones tanto en solitario como en sociedad con otras enfermedades.

Ya se adelantó líneas arriba que no existe un tratamiento específico para curarla.

Alrededor del mundo hay equipos de investigación trabajando en desentrañar sus procederes y proponer soluciones.

REMEDIO ALIMENTARIO

Estudiosos de la cuestión observaron que un alto porcentaje de pacientes presentó deficiencias de vitamina D y de ácidos grasos omega 3 durante la fase aguda de la enfermedad.

De ahí nació la recomendación de adoptar una dieta rica en esos dúo (el trío se completa con la fibra) para atenuar los síntomas.

Sin embargo, el uso de la vitamina D es objeto de polémica.

De un lado están ojos clínicos que califican de insuficientes los indicios sobre la conveniencia de suministrarla a las víctimas de la Covid prolongada; del otro, quienes asocian niveles altos de la vitamina solar con tasas más bajas de infección y un menor riesgo de ser hospitalizado.

Cabe mencionar que la D goza del prestigio de estar directamente relacionada con un buen funcionamiento del sistema inmune.

A propósito de los ácidos grados omega 3, se ha observado que ayudan a lidiar con inflamaciones infecciosas características de la Covid crónica.

Las vitaminas del complejo B, muy especialmente la B12, también son muy mencionadas porque se tienen registros de enfermos del mal persistente que presentaron reservas bajas de esta sustancia antes de infectarse.

Se infiere que su consumo podría favorecer el control de los síntomas.

DIETA ANTICOVID

La relación entre sistema inmune y nutrición está más que demostrada.

Un dato que refuerza este hecho: más del 80 por ciento de las células del aparato defensivo del ser humano se encuentran en los intestinos.

Mientras la comunidad médica define el mejor camino a seguir, se recomienda incorporar a la rutina diaria una alimentación saludable para ayudar al mecanismo protector a cumplir con sus funciones.

¿Cómo se integra un menú contra la amenaza infecciosa? Con frutas y verduras frescas, cereales integrales y legumbres.

Los frutos secos deben ocupar un lugar destacado toda vez que son fuente de minerales como magnesio, fósforo, potasio, calcio, hierro, y oligoelementos como zinco o selenio, con propiedades antioxidantes.

En cuanto a alimentos de origen animal, las mejores opciones son las carnes blancas.

Otros aliados nada desdeñables son huevos y lácteos, por su aporte de vitamina D.

Parte inalterable de las recomendaciones es alertar contra el consumo de comidas ricas en grasa, bebidas alcohólicas y tabaco.

Otros alimentos en la baraja del bienestar son los que contienen probióticos, ya que existen indicios de una correlación entre la composición de la microbiota intestinal y la intensidad con que la COVID-19 golpea el organismo.

El razonamiento detrás de la dieta antiCovid es sencillo de enunciar: cuando el sistema inmune recibe los nutrientes que necesita para construir defensas sólidas, el agente infeccioso no avanza a sus anchas.

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