Qué linda es la vida
Nuestro mundo

Qué linda es la vida

Nuestro Mundo

Qué linda es la vida, te da tantas oportunidades: momentos buenos y no tan buenos, risas, llantos, felicidad desbordada, tristeza profunda, esperanza, desesperanza, claridad, oscuridad, enojos, paz, incertidumbre, certeza, indiferencia y atención total.

Qué linda es la vida cuando lees el poema exacto que necesitabas, cuando conoces el pensamiento filosófico de alguien que produce reflexiones y te da motivos para surjan de ti otras tantas, cuando escuchas la música con la que vibras, cuando un árbol te hace admirarlo, cuando un perfume llena el ambiente, cuando cocinas y traes a tu madre con la evocación, cuando tienes una cama que te abraza cada noche, cuando el corazón se hincha al ver la sonrisa de tus hijos, cuando descubres las coincidencias con las amigas y eres capaz de respetar las diferencias, cuando después de lo agrio de un momento viene el dulce sabor de la reconciliación, cuando te das cuenta que envidias algo y recompones la emoción.

Qué linda es la vida cuando en medio del dolor físico puedes pensar en el dolor de alguien más, cuando abres el corazón y lo pones a disposición de los otros, cuando encuentras en un cajón una foto y puedes ver la frescura de un rostro joven y al mismo tiempo aceptar el paso del tiempo, cuando te equivocas y reconoces tus yerros, cuando ofendes y ofreces una disculpa, cuando una película toca tus fibras más íntimas y no te avergüenza llorar, cuando eres capaz de sentir miedo y enfrentarlo.

Qué linda es la vida cuando descubres que la gente te quiere, cuando alguien te llama solo para saber cómo estás, cuando preguntan por ti a otros, cuando te escriben un mensaje, cuando te dicen que hace tiempo te querían conocer, cuando te invitan a un cumpleaños o a celebrar algo, cuando te regalan flores o algo dulce que llena tu soledad.

Qué linda es la vida cuando reconoces que el tiempo es corto en comparación con las ganas de seguir viviendo. Pasa que de pronto, sin una causa precisa, llega la explosión al reconocer la levedad de la existencia, lo frágil que eres y lo fácil que puede ser dejar de respirar, ese instante divino es un regalo, aquilatas tantas cosas que no puedes menos que tomar la decisión de buscar ser tú en cada instante, dejar de obedecer al mandato social, dejar de ser la buena de la historia, papel que tan bien nos enseñaron y que tanto daña la existencia. Cuando renuncias a que todos te quieran, cuando poner límites en las relaciones, cuando eres capaz de dejar atrás las culpas, es entonces cuando la luz ilumina el corazón y la existencia.

Esta época es propicia para valorar lo que en verdad vale la pena, que real es aquello de que todo tiene su tiempo, su momento, ¡que hubiera dado por pensar asi antes!, es seguro que me hubiera ahorrado decisiones equívocas, lágrimas y un montón de sufrimiento, sin embargo, pienso en el famoso efecto mariposa, donde un cambio puede originar una serie de acontecimientos de distintas magnitudes cuyas consecuencias son insospechadas, pensar en ello me confirma que todo pasa cuando tiene que pasar, por eso, para mí, es imprescindible agradecer aquello que te dio lecciones y oportunidades de crecer como persona, dejo atrás los hubiera, confirmo que todo ocurre por algo y para algo.

Pienso en el libro de Erich Fromm, El arte de amar, y acudo a él: “El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos partes: el dominio de la teoría, la otra, el dominio de la práctica”. Vivir es un arte que demanda teoría y práctica, ésta última lleva al alumno por un camino cuyo límite es la muerte, es decir nacimos para practicar y encontrar el sentido del buen vivir, además es claro que la subjetividad entra en juego, cada quien piensa distinto y lo que yo creo que es aprendizaje profundo alguien más supondrá que es una pérdida de tiempo.

Puede ser muy cursi mi exaltación a la vida, puede ser que dure un instante, apenas horas, puede ser que sea producto de un momento feliz, puede ser que no me duela nada, puede ser que haya empezado a creer que el amor (por sí mismo) es el salvador de la existencia, puede ser que haya decidido despertar del sueño de la eternidad y haya tocado eso que se llama vida y que no es otra cosa que el camino que conduce a la muerte, verlo así, me invita a apreciar cada momento.

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